domingo, 12 de noviembre de 2017

HISTORIAS DE FIN DE SEMANA

Mi viaje a Valladolid, la sorpresa y las anécdotas.
Valladolid: Allá por el inicio de los 80
(Uno de los tres soy yo)
Al fondo la Catedral
Como muchos de vosotros sabréis, yo estudié la carrera en Valladolid. Allá pasé gran parte de mi juventud, allá lo pasé bien y también mal; pero al final sólo se recuerda lo bueno. Allí quedaron buenos amig@s y muchas historias para el recuerdo.
Era el momento de hacerles una visita y este fin de semana pasado, rompiendo la pereza nos fuimos Menchu y yo para darles una sorpresa, aunque nosotros también nos llevamos otra.

El sábado pasado por la mañana prontito, me fui a lavar el coche, por cierto medio lloviendo (Ya sabéis...cuando la marrana lavaba, o llovía o nevaba). Preparamos el bolso de viaje y salimos rumbo a Pucela, más conocida por Valladolid. Al salir del garaje la típica discusión de pareja: ¿Vamos por la autopista, ¿No?. Yo le contesto que prefiero por la carretera, por Soria, Burgo de Osma, Miranda..; me resulta más entretenida la carretera, hay menos kilómetros y resulta menos aburrida. Pero me había levantado con buenos propósitos y con ganas de complacer, así que opté por coger la autopista.
Menchu tenía tarea por hacer; últimamente está muy atareada con sus clase de biología en ingés y tenía que preparar un examen para ponerles a sus alumnos:

- "Cariño, te importa que no te haga mucho caso, voy a preparar la tarea que tengo pendiente para la semana que viene".
- No te preocupes, disfruto conduciendo y esta noche he dormido (Cosa rara porque de normal duermo como los indios, con un ojo abierto y otro cerrado).

Cogemos la autopista, Menchu trabaja y yo hago ZEN. Disfruto del volante, de la música; abstraído de todo, hago un inciso y le digo: "Ya estamos a la altura de Haro", vamos a legar muy pronto. Llámales a éstos y diles que estaremos hacia la una para tomar unos vinitos antes de comer.
Pasa el rato y un poco antes de las dos horas de viaje le digo a Menchu: ¡Que pronto hemos llagado a Burgos!. Vamos a llegar antes de lo previsto. Yo abstraído con la música, las noticias y sobretodo con mi mente que flotaba y flotaba de aquí para allá, no miraba ni leía carteles, señales, ...na de na; ¡YO ME DEJABA LLEVAR!.


La imagen del susto
De repente algo me llama la atención. Miro por la ventanilla de la derecha y veo algo que me quiere recordar al mar; pero está claro que no podía ser. ¿Bruma?...
Menchu ensimismada con su exámenes, pero para salir de dudas le digo: 

-"Mira un momento por la ventanilla, es que me está pareciendo el mar".
-¿Que te está pareciendo el mar?. Y que te crees que puede ser eso : ¿La Estanca?
-Yo me fijo con más detenimiento, y como dirían en Corella, veo un barco "Del copón".
-¡No me lo puedo creer!.Bla, bla, bla,,,y más blas.

Delante un letrero gigante en la autopista: “SANTANDER – LAREDO”.
Llamada a los amigos de Valladolid:
-“No nos esperéis a los vinos que vamos retrasados”.
Mi mujer:
-¡Tú sí que eres retrasado!
Mis amigos:
-¿Dónde estáis?
Yo:
-Pasado Bilbao, que igual tomamos unos pinchitos por aquí. 
-Luego nos vemos.

En fin, pusimos gps y después de “RECALCULANDO” en varias rotondas, salimos de los caminos por donde nos metimos y pusimos rumbo a Castilla de nuevo.

Llegamos por fin a Valladolid, visitamos a los amig@s, tomamos unos vinos, cenamos de lujo, paseamos por la Plaza Mayor, el Paseo de Zorrilla, La Universidad, la calle Santiago, El Pasaje Gutierrez (que tantas veces lo tuve que dibujar cuando estaba en 1º de carrera), Campo Grande,…
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MI QUERIDO PASAJE GUTIERREZ

El pasaje Gutierrez es una galería cubierta de Valladolid situada en el centro histórico de la ciudad. Este tipo de galerías surgen a raíz de las similares que se ponen de moda en el París de la Revoluclión Industrial del S. XIX.




Pasadizos que servían de comunicación entre calles concurridas y destinadas a ampliar el espacio para el comercio.
Junto con el Pasaje de Lodares (de Albacete) y el Pasaje del Ciclón de Zaragoza, son los únicos ejemplos que quedan de este tipo de galerías tan espectaculares.




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Nos quedamos a dormir en la casa de mi amigo Andrés, colega de profesión y cocinero aficionado a la alta cocina. Por la mañana, desayuno de lujo en su casa de diseño, paseo matinal por la Catedral y la Antigua, unos vinitos y alguna tapa antes de comer la paella de marisco que nos tenía preparada.

En la última ronda entramos a un garito frente el Teatro Calderón. Tomamos un Ribera de Duero y un plato de jamón con música flamenca de fondo en vivo y en directo bien animada, con una gitanilla de las auténticas. Nos sentamos en la terraza (ya solos por la hora y el frío que hacía) y mirando la fachada del gran Teatro Calderón, me invadieron algunos recuerdos de estudiante que han permanecido casi intactos a lo largo de los años:





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Menchu y mi amigo Andrés Pastor frente al teatro Calderón

LA HISTORIA DEL TEATRO CALDERÓN

"Y EL ACOMODADOR" antipático.

Serían finales de los setenta; quizás hasta podría ser por el 80, ya que yo estaba cercano a terminar la carrera. Por aquel entonces salía yo de forma medio formal-medio informal con una chica de familia vallisoletana arraigada que era un encanto de persona. Cuento esto porque cuando conocí a mi actual mujer (nuestra querida Menchu) haciendo la mili en Madrid, rompí las relaciones con mi amiga vallisoletana deslumbrado por el resplandor cegador de "La Resa".
Dicho esto, y sin recordar muy bien por qué, lo cierto es  que me vi envuelto en una situación embarazosa. Chuqui, que así la llamaban amigos y familiares, me propuso ir a un concierto o a la ópera (no recuerdo bien) con su familia. Llevábamos poco tiempo medio saliendo pero me quiso presentar a su familia,y qué mejor ocasión que un estreno especial en el Teatro Calderón.

Por aquel entonces lo de ópera me sonaba a hospital, y la idea de conocer a su familia en ese ambiente tan refinado me hacía temblar un poco las piernas. Pero se dio una circunstancia que favoreció mi decisión de asistir al evento. Dio la casualidad (y no me digáis por qué), de que tenía en el piso un traje sin estrenar que me habían comprado mis papis en la fábrica de Fitero  de la que todos los lugareños os acordaréis: "FITEXSA". Era como una señal del destino que me estaba indicando que "NADA ES CASUAL". Yo le dije a Chuqui que asistiría al evento en el que conocería a sus padres y a sus hermanos.

No me preguntéis por qué, ya que la memoria no me alcanza y se me escapa de la razón, pero lo cierto es que "El día D" nos juntábamos en el teatro (yo sin conocerles) y no me digáis por qué, pero era yo quien se había hecho cargo de las entradas de todos. Me presentaron a padres y resto de familia en los porches previos que podéis ver en la foto y accedimos al interior que ya estaba en penumbra y a punto de iniciar el evento. Yo con las entradas de todos en la mano y con el teatro casi al completo, buscaba al acomodador (el equivalente en mi pueblo al Santiago "EL BARRIGA" o al "PIJI") de forma inquieta sin mucho éxito.

Por fin, yo en el pasillo, se me acerca el sujeto y le cojo casi de la mano ofreciéndole las entradas para que nos ubicase en nuestras butacas. El hombre no me hacía ningún caso y continuaba por el pasillo ajeno a mi gesto insistente; ya me estaba tocando la moral cuando se acerca al escenario y veo que se sube por unas escaleritas laterales, mira al público, saluda y saca la varita de Harry Potter (también llamada batuta), momento en el que la orquesta se estrenó con sus primeras notas.

No sé si os habéis comido alguna vez una guindilla rabiosa, o un pimiento del padrón de esos que te encienden el cuerpo entero, te arde la cabeza y te pones a llorar como un chiquillo enloquecido; eso y más, es lo que me ocurrió de repente desde los pies hasta la cabeza. No sé si me había observado la gente, pero aquel día me marcaron con un hierro RUSIENTE para toda la vida.

Así pasó y así os lo he contado.

Ya veis, desde el don de la ubicuidad (aparezco de repente en el mar sin saber como ha sido), hasta el don de la inoportunidad, que tantas veces me ha acompañado.


Four architects
Foto de la época con los componentes del piso.
De izquierda a derecha:

Adrés Digo Yaca, (Oviedo)
Jesús Ramos (Logroño)
Agustín Fernández Prada (Corella)
Luis Castillón Ridruejo (Logroño)

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¡Que seáis felices!

A.F.P.