domingo, 25 de mayo de 2014

Gota, como tu.





Como el agua incipiente de dos jóvenes arroyos que
tras la tormenta nacen en la cumbre,
y se buscan sin saberlo,
y se deslizan entre las rocas 
sorteando sus primeros obstáculos
acariciando la hierba de las orillas,
precipitándose ansiosos a lo desconocido.

Como el agua gélida de los dos arroyos hechos uno
ardiente de vitalidad,
que tras un intenso y breve curso,
descansan en el remanso de un ibón.
¡Ahora sí reflejas el cielo!
¡Ahora sí les sirves les sirves de espejo a las aves!.

Como aquella agua atrapada por el implacable invierno,
inmóvil, gélida, dura como la roca, pero fértil.
De ti nacerán fuentes, nuevos arroyos,
quizas ríos.

Como los ríos del poeta que van a dar a la mar
y nos dice "que es el morir".
¿Así somos nosotros? 
¿Muere el río en el mar, o vuelve a nacer una vida nueva?

Que fue de aquellos diminutos arroyos
que nacieron de una tormenta en lo más alto.
Impacientes se buscaban
 hasta que,
 un surco en el camino les hizo uno.

Y que fue de aquel amor que se congeló en el ibón
 para que nacieran fuentes, arroyos y ríos.
¡Me niego a enterrarlos en el mar! 

El pequeño arroyo no murió.
Como no murió aquel amor en las gélidas alturas.
¿O es que todo lo que se transforma muere?

No hay nada que se castigue más en la naturaleza,
como la resistencia al cambio.
¡Hombres de poca fe!
¿Por qué dudáis?

Ni siquiera necesito fe para saber 
que mis padres no murieron.
¿Cómo van a estar muertos si, todavía les veo 
todos los días, en la ventana de casa
cuando miro desde el crucero?.

Como van a estar muertos
si todavía les siento dentro de cada pensamiento,
en cada indecisión,
en cada alegría,
en cada momento,

Hombres de poca fe. ¿Por qué dudáis?.
Acaso cuando llueve, no sois capaces de reconocer
en esa gota de agua, aquel arroyo que
nacido en la cumbre ,
soñaba con encontrar a su amor, 
 fundirse con él y
durmiendo en lo alto esperar la primavera.

Acaso cuando degustas un buen vino,
no percibes en él las aguas filtradas del  río 
que nació en aquel ibón,
que tuvo una ajetreada juventud por los rápidos
hasta que en su madurez,
pasó por la ribera 
para alimentar nuestros viñedos.

¡Hombres de poca fe! 
Acaso no sois capaces de ver en esta gota 
al arroyo, al ibón y a la vid,
 a tus padres, 
a tus hijos.

Acaso no veis en esta gota 
el sol, 
el mar 
y las estrellas.
¿Acaso no te reconoces a ti?.

Agustín Fernández Prada


domingo, 18 de mayo de 2014

AUTOBIOGRAFÍA Y REPROCHE


YO, AL DESNUDO

"Pero no temáis, en blanco y negro y sin detalles "




Yo nunca fui mariposo,
ni siquiera travestido,
¡bien que podía haberlo sido
al menos por estas fotos!.

A mi madre le gustaba
la costura enormemente,
y se creó en mi mente
un lío que me asustaba.

De tanto salir al parque
con mis hermanas vestido,
no llegué a travestido
pero sí a niquiñaque.

Fue por esto que más tarde
cuando con chicas salía,
yo con ellas me ponía
y estaba tan agustito.

Del canesú y los encajes
pasé al pantalón cortito,
todavía timidito
y con carita de angel.

Fui haciéndome mayor,
y empecé a llevar corbata,
también en jesuitas, bata;
y poquito a poco peor.

Con cinco hermanas tenía
el mejor entrenamiento,
para coger a destiempo
a todas las chicas mías.

Fama de raro me toca
aunque yo no lo quería,
y con esa suerte mía
no me comía una rosca.

Con el tiempo dí un salto,
siempre gracioso y amable,
empezaba ya a cansarme
de no ser un chico malo.

Entonces y poco a poco
mis colores fui cambiando;
y metamorfoseando
conseguí volverme loco.

Del canesú y el rosado
pasé directo al verde.
¡Que bonito color este!
aunque me llamen marrano.


Todas mis adoratrices
quieren besarme en la boca.
¡Vano intento!, ¡cosa loca!
no saben las infelices 
que pagarán los deslices 
de sus ósculos insanos,
si no adelantan sus manos 
dándose con mis narices.
(de "Poesía y Prosa" de A.F.Virto)


Y pasados ya unos años
con mi madurez ya plena,
no te creas que no es pena,
que el vulgo se llame a engaño.

Cuando al salir por la calle
y estoy con un buen amigo,
pasa una chica y le digo:
¡qué bombón tan saludable!.

Y mi mujer que está enfrente,
también me oyen las amigas.
¡Ya no vale lo que digas!
¡Un viejo verde pa siempre!

Y entonces yo me pregunto:
¿Es justa esta suerte mía?.
Cuando más joven lucía,
y andaba yo por el mundo
con mis amigos y amigas
ganando fama de inmundo,
a nadie se le ocurría
llamarme muchacho verde;
con sólo verde valía.
¿Y por qué ahora al verme
tienen tanta tontería.

Paso de los comentarios,
de que me llamen picante,
me parece interesante
que pase casi a diario.

Pero lo que llevo mal
que sólo por unos años
me cambien el adjetivo,
y añadan un sustantivo;
ya que sólo hace unos años
con sólo verde valía.

¿Y por qué ahora de maduro
siempre tienen que joderme?.
No se conforman al verme
si no le suman al "VIEJO".........
 el "VERDE".
Agustín Fernández Prada
---------------------------------------------------------------------------------

ooooooOOOOOOOoooooo