EN RECUERDO AL CORELLANO DEL AÑO 2003
EL CAMBIO DE HORA
Con esto de adelantar
algo malo ha de pasar
a la humanidad deicida
por sus ansias de matar.
Concibo que el adelanto
origine desvaríos;
¡pero no que llegue a tanto!,
pues, Cristo, con los judíos,
vivió más en Viernes Santo.
Dicen que muere a las tres.
Lo cierto es
que para el Sol y la Luna,
cuando dan las tres,
es la una,
y con nosotros, los buenos,
hasta Cristo vive menos.
(Foto de Ester)
oooOooo
TÚ, COMO TODOS
No disimules conmigo
tu sumisión conyugal
por miedo a que piense mal
de tu hombría algún amigo.
Porque yo creyendo sigo
que los hombres de mañana,
comerán de la manzana
o del limón o del higo.
Cuanto más nos esforzamos
en aparentar los amos,
más ridículo lo encuentro.
La mujer procura, artera,
que mandemos "puerta afuera"
para mandar "puerta adentro".
oooOooo
MIS HORAS
Estando contigo vuelan,
y, sin ti, las horas crecen.
Tan diferentes parecen
que me abrasan o me hielan.
Tus ausencias me desvelan,
consumiendo mi existencia.
En ti se encierra la ciencia
de meridianos y cielo.
Un segundo en mi desvelo
es un siglo en tu presencia.
oooOooo
CANTARES
NO sé si es rubia o morena;
si de ojos claros o negros;
ni si es alta o es pequeña.
Yo sólo sé que la quiero.
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Una chispa por los aires
quizás un incendio lleva;
hay veces que tus miradas
expresan más que un poema.
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No sé que misterios tienen
las estaciones del tren,
que cada vez que te marchas
yo quiero que vuelvas cien.
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Harían falta más barcos
que los de cualquier nación,
para recorrer los mares
de tu ingrato corazón.
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Cuando me hablaste de otro hombre
y te daba por perdida,
cuando supe qué eran celos,
comprendí que te quería.
A UNA DISCÍPULA DE BAILES ESPAÑOLES
Esa risueña pupila,
tan negra, tan penetrante,
a cuantos tiene delante
con su mirar aniquila.
Y mientras tu pierna oscila,
cuando graciosa la elevas,
¡con qué casticismo llevas
los mantones de Manila!
Nada veo que le falte
a tu gracia corporal
ni que de ti no resalte;
porque tienes tanta sal,
que pareces un esmalte
sobre pulido coral.
oooOooo
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Esa risueña pupila,
tan negra, tan penetrante,
a cuantos tiene delante
con su mirar aniquila.
Y mientras tu pierna oscila,
cuando graciosa la elevas,
¡con qué casticismo llevas
los mantones de Manila!
Nada veo que le falte
a tu gracia corporal
ni que de ti no resalte;
porque tienes tanta sal,
que pareces un esmalte
sobre pulido coral.
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Colegialas
(Publicada en la revista "PREGÓN" en 1948)
Uniformes azulados
y boinas de terciopelo
de las que desborda el pelo
en bucles ensortijados.
¡Colegialas,
que repartís por las calles
la gracia de vuestros talles!...
Vosotras sois las bengalas
que la noche volvéis día
con la luz de la alegría
de vuestros años dichosos,
caprichosos
todavía.
¡Qué sonrisa se os escapa,
bajando humildes los ojos
al escuchar los piropos,
envueltas en larga capa!...
Satisfechas como esponjas
al batir libres las alas.
Cómo gustáis de lisonjas,
¡ah, traviesas colegialas,
alejadas de las monjas.
¡A cuantos habréis herido
con miradas esmeralda!...
¡Cuanto secreto escondido
abrigan en su tejido
los pliegues de vuestra falda!...
Nerviosas... con ansia loca...,
en solitarios rincones,
esperáis las ocasiones
para pintaros la boca
con rojo de corazones.
Y llegan las horas
encantadoras
de bailes y galas:
sin vestir de colegialas,
sin boinas, ni lazos
ni bufandas...,
desnudos los brazos,
con pulseras y sortijas,
"rímel", "humo de sándalo"...
¡Qué escándalo!...
Fuerza será que te aflijas,
Madre Juana,
si contemplas a tus hijas
en una fiesta mundana.
Agustín Fernández Virto
(Publicada en la revista "PREGÓN" en 1948)
Uniformes azulados
y boinas de terciopelo
de las que desborda el pelo
en bucles ensortijados.
¡Colegialas,
que repartís por las calles
la gracia de vuestros talles!...
Vosotras sois las bengalas
que la noche volvéis día
con la luz de la alegría
de vuestros años dichosos,
caprichosos
todavía.
¡Qué sonrisa se os escapa,
bajando humildes los ojos
al escuchar los piropos,
envueltas en larga capa!...
Satisfechas como esponjas
al batir libres las alas.
Cómo gustáis de lisonjas,
¡ah, traviesas colegialas,
alejadas de las monjas.
¡A cuantos habréis herido
con miradas esmeralda!...
¡Cuanto secreto escondido
abrigan en su tejido
los pliegues de vuestra falda!...
Nerviosas... con ansia loca...,
en solitarios rincones,
esperáis las ocasiones
para pintaros la boca
con rojo de corazones.
Y llegan las horas
encantadoras
de bailes y galas:
sin vestir de colegialas,
sin boinas, ni lazos
ni bufandas...,
desnudos los brazos,
con pulseras y sortijas,
"rímel", "humo de sándalo"...
¡Qué escándalo!...
Fuerza será que te aflijas,
Madre Juana,
si contemplas a tus hijas
en una fiesta mundana.
Agustín Fernández Virto
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(De su libro Poesía y Prosa Varia)
Agustín Fernández Virto
(Cogidas al azar)
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