CUADERNO
DE BITÁCORA
Día 6 de junio:
De vuelta al paraíso
Termina el esparrago y comienza el tomate. Y con el tomate, comienzan también nuestras visitas a mi cuñado el hortelano. Nuestras visitas “AL PARAISO”.
Ni
que decir tiene que nuestras visitas, contada así la historia, parecen
interesadas. Pero la realidad es que…es que es así. Suena duro, pero así es la
vida. Lo mejor de todo es que a mi cuñado el hortelano no le importa. Además
este año, para disimular nos hemos acercado de visita cuando los tomates
todavía están verdes, y eso todavía le gusta más “Al Gordi”, porque así somos
partícipes y testigos de la transformación de sus preciados tesoros. Él, con
poca o ninguna humildad, hace alarde de tener los mejores tomates del mundo
mundial. Tiene siempre de varios tipos, le gusta experimentar, y como cualquier
criador de perros de raza, cuida mucho la genética y el pedigree.
Nos
acercamos por un camino del Ombatillo a su fortaleza, rodeada por una espesa
muralla de hiedra interrumpida exclusivamente por el portón metálico en el que
se puede leer: “Cuidado con el perro”. Haciendo caso al letrero le llamamos
previamente al móvil en lugar de abrir la puerta sin avisar. La verdad es que
los perros ya nos conocen, pero como hace meses que no vamos, mejor ser prudentes.
Con el ruido del coche los perros ya ”están al loro” y se les intuye el oler
tras la puerta. Nos abre “El hortelano”, “El Señor de la fortaleza”
rodeado de sus fieles acompañantes: Pol,
Tobi y Linda.
Linda
es la mayor de los tres. Es de color marrón claro y creo que tiene ya 17 años.
Es una ancianita afable que pasa apaciblemente su vejez en este vergel. Tobi es
el pequeño en tamaño y el segundo en edad. De raza Coker, tiene 14 años y no sé
porqué, pero es el que manda; tal vez haya heredado de su padre las dotes de
mando. Y por último Pol, también Labrador como Linda, de color chocolate y de carácter
muy mejorado, ya que en su juventud fue de carácter rebelde y con una mirada
que imponía, poco usual en esta raza de perros. A sus ocho años y después de
largas sesiones de educación, se ha vuelto en un adulto cariñoso y amable.
Una
vez hecho el recibimiento oficial, los canes se dispersan por sus verdes dominios
y mi cuñado continúa con su tarea interrumpida de limpiar el fondo de su “balsa”
de color cian intenso. Él, pasa todo
el año allí, desde el amanecer hasta la puesta del sol, cuidando cada detalle,
cada rama, cada hoja, cada brizna de césped. Su última obra fue un espectacular
horno anexo a la caseta, y en el que los asados salen “Ricos, ricos”, como diría
algún conocido chef. Mientras remata la tarea, mi hermana nos lleva a visitar
el invernadero donde se encuentran los primeros tomates. Este invernadero es
una autentica obra de artesanía, ejemplo de reciclaje y de arquitectura bioclimática.
Es lo más auténtico después de mi cuñado.
Tablones de encofrar, puntales de obra, plásticos y mallas recogidos de obras y reciclados, gomas de riego de los campos vecinos ya obsoletas, ...
Todo
este conglomerado de desperdicios se unen en perfecta armonía para conseguir el
invernadero más autentico del mundo mundial. Y os puedo certificar que además
de disponer de todo tipo de detalles (Ventilación cruzada con plásticos plegables,
riego por goteo, agua pulverizada, etc..) su construcción está hecha a prueba tormentas
en las que el fuerte viento no hace zozobrar su integridad.
En
el acceso al invernadero una puerta de fabricación casera propia de un ermitaño,
hecha con listones de madera, malla, plásticos y alambres que hacen de
bisagras, nos facilita la entrada. Junto a ella, una chapa de madera prensada a
modo de cuaderno de bitácoras reúne la información con todas las incidencias
ocurridas:
18-F-
Pimientos (Poner 15-tomates INVER), 21-F-Tom-ZAR-Yogur, 26F-tom-ZAR-Yogur,
20M-tomates tierra-28Nacen, …7M_LECHUGAS –FUERA,…
Ya
dentro, una enorme planta de tabaco cuida de la buena salud de los tomates ahuyentando
todo tipo de insectos (Mosca blanca, pulgón,..). Nos comenta que este año no ha
puesto ajos de Corella porque el año pasado cogieron “La roya” y se quedaron
arrugados y sin engordar. Y lo peor de todo, de los ajos la enfermedad pasó a
gran parte de los tomates. En fin, cosa de hortelanos. Yo cuando me como sus
tomates, lo que menos pienso es en “La roya” o “El pulgón”.
Salimos
fuera y me encuentro con un aloe vera enorme, padre y madre de todos mis áloes.
Al lado, un nogal radiante de fuerza y
frutos, ejemplo de cómo se abre paso la vida muchas veces en medio de las
adversidades. Este nogal, viejo y enfermo fue talado a ras de suelo; y sin
saber muy bien como ocurrió, fue saliendo una ramita de su tronco mutilado, convirtiéndose
en el frondoso árbol actual.
Linda
y Pol vienen al encuentro para acompañarnos a visitar a las descaradas gallinas,
que tras la malla no quieren perder detalle de tan distinguidos visitantes.
Damos
un paseo con mi hermana, que haciendo de cicerone nos enseña los distintos rincones
por los que se crían diferentes y diversas plantas cuyas finalidades varían
entre la pura estética o la pura práctica: Sophoras, granados enanos, yucas,…
Y colorín colorado, esta
visita ha terminado.
¡Que seáis felices!
Os lo merecéis.
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