LA TORMENTA
(Recordando a Agustín Fernández Virto)
LA TORMENTA PSÍQUICA
I Separación
De algodón convertida en blanca
nube,
por el éter que los espacios
llena,
en los mares del aire navegando,
mi alma se apartaba de la Tierra.
¡Cuántas veces del ecuador al
polo
cruzaba rauda la celeste esfera,
y cuántas de la altura,
suspirando,
miraba con ternura hacia el
Planeta!...
¡Qué feliz el pretérito, decía,
en nuestra elíptica veloz
carrera,
que con el sol de tu amistad
bañada,
el año parecía primavera.
Una ruta dispar de tu camino
a voluntad del viento sigo ciega,
en absurdo zig-zag, entre las
aves,
como la barca sin timón ni vela.
II Retorno
Un día se redujo la distancia
que otro día el Destino
dispusiera,
y la nube de pardos electrones,
cargada de recuerdos, y tan
cerca,
una chispa escapó de sus entrañas
al platino erizado de la iglesia
con el ardor del fulminante rayo
y el salto colosal de la
centella.
Sorprendiose la nube de la chispa
que sin ella pensarlo produjera;
la tierra, que su faz notó
abrasada,
sintió como la nube la sorpresa:
¿Porqué me hieres, turbulenta
nube?.
Juntas estuvimos, y tú cual
flecha,
al dirigirte hacia el azul,
decías:
Jamás ha de ofenderte mi
tormenta.
III Causas
La ley universal de los espacios
la caída rigiendo de la piedra,
a su cuerpo de roca da la vida
y la impele veloz hacia la
tierra.
El hierro, con su inercia, es
atraído
cuando en la zona del imán
penetra,
y sigue, sin querer, estrictamente,
las líneas invisibles de su
fuerza;
El diapasón por simpatía vibra
si las ondas sonoras lo
despiertan,
al besar con caricias en sus
ramas
que involuntarias al momento
tiemblan...
..............................................................
Tu zona de atracción es
implacable
y la distancia entre los dos
pequeña;
¿Por ventura, mujer, es más
inerte
el alma, don de Dios, que la
materia?....
(Agustín Fernández Virto)
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